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Arquitectos: Vilela Florez
- Área: 430 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Maíra Acayaba
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Proveedores: Sherwin-Williams, Agnaldo Galvão Construction, Casa da Duna, Central da Telha, Dânica, Pedra Preta, Tadeu Araújo, Tao Bambu
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto de dos casas, ubicado en el municipio de Tibau do Sul, se inserta en un terreno irregular de 642 metros cuadrados en una pendiente que domina las impresionantes vistas a la Laguna Guaraíras y las espectaculares dunas de la playa Malembá - un fragmento del desierto nororiental donde solo los kitesurfistas y los pescadores disfrutan de sus enormes extensiones de arena virgen.
En esta privilegiada ubicación se insertan dos volúmenes esculpidos e independientes, integrados por una gran pérgola y orientados a las espectaculares vistas hacia la puesta de sol. Dividido en dos pisos, el programa se escalona aprovechando el poderoso descenso de la tierra hacia el mar, con los niveles superiores de los dormitorios dando sombra al piso inferior donde se ubican las áreas de estar y terrazas comunes.
La materialidad y las soluciones constructivas están inspiradas en la tradición local y la naturaleza existente. La fachada de los dormitorios se abre y se cierra con capas de marcos de madera con contraventanas pivotantes y paneles de listones de madera que permiten ventilar y proteger la superficie acristalada del fuerte sol horizontal de orientación Noroeste. La fachada se completa con un panel de varillas de bambú que concilia ambas geometrías -elementos correderos y falso techo-, creando una superficie de doble curvatura inspirada en las olas del mar.
Las paredes divisorias y del sótano son de piedra local y las puertas del garaje reiteran el uso del bambú como material liviano y su bajo impacto ambiental. Sobre las vigas de hormigón de la pérgola se colocan piedras volcánicas, pequeños elementos tallados durante millones de años por la erosión de las olas y los vientos.
La cubierta se consideró como una quinta fachada, con una solución ligera compuesta por una doble capa: la primera de paneles termoacústicos, que recoge el agua de lluvia, y una segunda capa ventilada de tejas de madera.
Los colores se utilizan de manera conceptual y sociológica, inspirados en los colores vivos de las fachadas de las casas locales y su expresión de alegría y aceptación. Los tonos elegidos son principalmente tonalidades azuladas que, por la condición de estar entre dos cuerpos de agua, busca reproducir las múltiples variantes de tonos provenientes del mar y la laguna.